La Tierra está en ruinas por la contaminación, la guerra y el cambio climático. Los humanos deciden colonizar un nuevo planeta, pero décadas más tarde, una joven decide volver para conocer el pasado de la humanidad.
La Tierra, el que fue nuestro hogar, era un lugar hermoso y lleno de vida. Pero los humanos lo arruinaron con su codicia, su violencia y su indiferencia. El cambio climático, las guerras nucleares y las pandemias acabaron con la mayor parte de la población y los recursos. Los pocos supervivientes tuvieron que buscar un nuevo refugio en el espacio, hasta que encontraron un planeta habitable. Se olvidaron de su pasado, de su origen, de su planeta natal, la Tierra se convirtió en un recuerdo lejano, un tabú, un lugar prohibido. 
Kia era una joven curiosa, que siempre quiso saber más sobre la historia de su especie. Su abuelo le había contado historias sobre la Tierra, sobre sus maravillas y sus horrores. Le había mostrado imágenes de lugares como la Torre Eiffel, el Taj Mahal, la Gran Muralla China, el Coliseo Romano, la Estatua de la Libertad, el Machu Picchu, la Pirámide de Giza, el Monte Everest, el Gran Cañón, las Cataratas del Niágara, el Amazonas, el Sahara, el Polo Norte, el Polo Sur... Kia se quedaba fascinada con esas imágenes, y soñaba con visitar esos lugares algún día. Un día, tuvo la oportunidad de cumplir su sueño. Un grupo de científicos había organizado una expedición a la Tierra, para estudiar su estado y su evolución. Kia se apuntó como voluntaria, y fue seleccionada para formar parte del equipo. Se preparó para el viaje, y se embarcó en una nave espacial. 
Al llegar, Kia se quedó sin aliento. La Tierra era un planeta devastado, cubierto de ruinas, de basura, de radiación, de enfermedad, de muerte. No había rastro de vida, ni animal, ni vegetal. Todo era gris, oscuro, silencioso. Sintió una mezcla de tristeza, de rabia, de vergüenza, de culpa. ¿Cómo habían podido los humanos hacer esto a su propio planeta? Kia se puso un traje especial, y salió de la nave. Quería ver con sus propios ojos los lugares que había visto en las imágenes. Pero lo que encontró fue muy diferente. Por la mañana la situación no era mejor, aunque había un poco más de color, seguía viendo desolación. Todos los monumentos destruidos, edificios históricos en ruinas, las calles totalmente tomadas por la naturaleza, los supermercados colmados de basura y contaminación.
Se preguntó qué sentido tenía todo, qué futuro le esperaba a su especie, qué lección podían aprender de su pasado. Se dio cuenta de que la Tierra era un planeta único, irrepetible, irremplazable. Los humanos eran una especie inteligente, creativa, maravillosa. Pero también eran una especie egoísta, destructiva, terrible. Se dio cuenta de que los humanos tenían una gran responsabilidad, una gran oportunidad, una gran esperanza. 

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